12 de marzo de 2010



La puerta crujía y solo un soplo podía cerrarla por completo.El picaporte no se veía, y el miedo inyectado desfilaba por esos conductos que llegan hasta mi caja fuerte, y cada vez se hacia más raro, con mayor intensidad. Correr, gritar, llorar, ¿a donde?, ¿por que?, y ¿para que?.Eran solo ideas para sacar el escalofrío que ya estaba llegando al cofre dorado, eran suposición fáciles para evitar lo inevitable, para suavizar el bloque de yeso más pesado. Pero el tiempo pasó, y el tiempo enseña .